Carolina Panthers vs Seattle Seahawks: Rozando el milagro (31-24)
A los ojos del mundo, el ‘rugby ese raro’ puede parecer un espectáculo de gordos placando, bestias corriendo de lado a lado, atletas que capturan balones imposibles y el guapo universitario con un brazo de acero que pasa el balón a sus colegas. Y si sólo fuera eso, seguirían siendo alicientes para sentarse delante de la pantalla a pasar la tarde sin tener ni idea de lo que es un touchdown, un primer down o un field goal.
Si alguno le tocó estrenarse con el Seattle Seahawks vs Carolina Panthers de esta tarde, Dios les ha bendecido con una droga complicada de dejar. A precio Game Pass tienen seis meses de fines de semanas patrocinados por un óvalo loco que, al igual que un producto chino, nunca sabes como y por donde va a salir.
Las estadísticas, números, apuestas, rumorología y la bruja del tarot predecían que los casi invencibles Panthers superarán a unos Seahawks a los que Blair Walsh (kicker de los Vikings) había elevado a los cielos en la Wild Card. La suerte del campeón, la chiripa azul oscura, el chicle de Carroll o como quieran llamarlo les había vuelto a sonreír para situarse a 8 cuartos de plantarse en la Super Bowl. Pero la fortuna, como un beso de portal, llega un momento que se acaba.
Dos minutos de pesadilla
A Carroll se le atragantó el chicle, la chiripa se convirtió en maldición y en sólo dos minutos las 22 ‘panteras’ se comieron a los ‘pájaros’ de Seattle. Una defensa indestructible en carrera, que le pregunten a Peterson, vio pasar a Stewart que se encontró con una pasarela que ni en el desfile de Victoria Secret. Se quedó en la 15 y el drive, inevitablemente, acabó con el mismo Stewart en la ‘end zone’. Inicio explosivo que también sufrió Wilson. En su primer intento de pase, presionado, lanza casi sin mirar, intercepta Kuechly y touchdown Panthers. No había pasado ni 2 minutos y Seattle oteaba en el luminoso un 14-0 que dolía sólo de mirarlo.
El primer cuarto continúo con Seattle al más puro estilo Simón de Cirene. Languideciendo por el césped del Bank America con la cruz a cuestas en su particular monte Calvario. Todo se cumplió con los de Ron Rivera en 1&Goal, a unas 5 yardas de la end zone. Como Bruce Banner transformado en Hulk, volvió a colarse Stewart en la zona de anotación. Las esperanzas de remontada de Seattle eran las mismas que la de los Pujol de no acabar entre rejas. La cuenta hacia la gloria ascendía a 21 puntos. Una partida de blackjack que volvió a torcerse con la segunda interceptación a Wilson. No certificaron los de Carolina con 6 puntos pero sí con 3. Ahora eran 24 puntos de diferencia con 12 minutos todavía por jugar en el segundo cuarto.
La Legion of Boom parecían más bien los Sacamantecas en manos de Superman Newton que hacía volar el balón fácilmente hacia campo rival. Greg Olsen se puso celoso y atrapó un balón imposible que bien podría llevar firma de superhéroe. Voló él y voló la Super Bowl para Seattle con un marcador irremontable: 31-0. El Dios del football, esta vez, les había abandonado. A Seattle sólo le quedaba marcarse un M-Clan y cantar aquello de ‘Carolina, trátame bien’. O eso parecía…
Casi hay milagro para Seattle
Porque la segunda parte comenzó como la primera: a lo loco. En tan sólo dos minutos Seattle acortaba distancias con un touchdown de Jermaine Kearse que, por qué no, podía hacernos creer en los milagros. Ese gol tonto de pachanga que empieza por nervios y puede acabar en drama. Porque un par de drives después, Wilson se inventó una bomba teledirigida a Lockett que ponía el ‘cagómetro’ a funcionar en Carolina. Ahora las cosas marchaban 31-14.
Los intentos de remontada se quedaron al nivel de satisfacción de ‘Ocho apellidos catalanes’: por poco lo consiguen. Carolina les trató bien en la segunda parte pero no lo suficiente. El último cuarto fue un intento a la desesperada, como el de ligar a la salida de una discoteca, de Seattle por besarse con la épica. Pero no encontraron a la más guapa…de milagro.
A falta de seis minutos los fantasmas se colaron por algún agujero del Bank of America. Wilson, en 3&Goal, sin opciones de pase, caminando hacia atrás, la pone en la end zone y allí aparece Jermaine Kearse como una especie de Mesías. Ay ese touchdown tonto de pachanga de domingo… El marcador volvió a desperezarse para vestirse de 31-21. Como canta David Bisbal, quién nos lo iba a decir.
El Dios del football volvía a vestirse de azul marino. El miedo aprisionaba a los hombres de blanco que se temían lo peor. El ‘cagómetro’ se disparaba en el Bank of America. Los Seahawks volvían a quedarse a unas yardas del touchdown pero la defensa de Carolina obligó a chutar el field goal . Les quedaba rezar para recuperar el onside kick. El linebacker Thomas Davis se lanzó a por él como un poseso y cerró el encuentro. No había más elixir de la resurrección en Charlotte.
Carolina, como reza su lema, sigue golpeando y moldeando su camino hacia el Vince Lombardi. ‘Sólo’ los Cardinals les separan de ‘su’ Super Bowl. Esa en la que no estará Seattle tras dos años consecutivos. Y es que, como diría Jack Sparrow, los Seahawks siempre recordarán este día, como el día en el que casi remontan a los Panthers 31 puntos.
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